domingo, 22 de febrero de 2015




FRANKENSTEIN


Relámpagos sobre la gélida cama
penetraron el cadáver para darme vida
un trastornado ambicionaba la fama
De ver en mí, a la muerte vencida
Cicatrices hilvanaron mi mortaja
A un cráneo sujeto por tornillete
Habita atrapada la triste alma
 al suplicio de muerto viviente

¡Maldita sea, mi prolongada existencia!
me ha convertido en un corazón doliente
quisiera que esta terrible insolencia
no me hiciera parecer diferente

He aquí, montañas de inocentes víctimas
que no terminan esta sed de venganza
Frankenstein, mi creador, ¡cruel espíritu!
quiso impartir sobre la fe enseñanza

Retaste la sabiduría de Dios
intentando encontrar el real secreto
¿de qué te sirve pedir perdón,
si hoy tu cuerpo está frío y quieto?

Nada puede crear el alma humana
nada puede transformar la piel inerte
La vida termina, cuando su trigo desgrana
¡jamás se vencerá a la negra muerte! 

No conozco el gozo, ni la alegría
mi alma, odio al mundo  le vierte
en un aislamiento oscuro y profundo
como lo es  donde la tumba de yergue




Destruir, es el brutal sentimiento
que por impulso niega un mísero afecto,
Soy el monstruo, que en soledad exige,
Seguir por siempre, en algún lugar existiendo.

© copyright Araceli García 2014







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